Existir.

Doniños.

Todos podemos ver cada día como el hombre ya no tiene nada de natural, es por eso que me encanta estar rodeado de personas que saben darle importancia a lo que realmente la tiene.
No son ignorantes, sino afortunados de saber ser felices.
Siempre a la espera de la sensación de surfear, en donde viven o en cualquier parte del mundo; en soledad o en compañía; con frío o buen tiempo. Da igual su idioma o de donde procedan ya sea como forma de vida o en un Campamento de Inglés o de verano.
Momento de libertad, adrenalina, incertidumbre, contacto. Su fuente vital, el mar.
Es como el tiempo, tiene días: ahora manso como un cordero, ahora con una energía devastadora. Todo el mundo sabe que no es buena idea desafiarlo en tiempo de cólera.
Es impresionante para las personas que subsisten del mar, y que a su vez le temen, ver como otros lo utilizan para andar sobre las olas como objeto de placer y divertimiento.
Una sencilla forma de vivir sería la de simplemente ser feliz haciendo lo que más te gusta. Nada de clases sociales ni de estatus. Saber ser amigo, dejar a un lado todo en lo que nos convierten como humanos, aprender mucho de los animales y convivir con ellos, abrir nuestra mente para poder disfrutar de lo que en realidad tenemos y no valoramos.
Pisas la arena, respiras el aire, te impulsas hacia delante y a partir de ahí tu corazón ya no deja de golpearte, en cuanto entras en contacto con el agua ya no actúas como cuando estabas fuera, lo haces de forma excitada, siempre hacia delante, por mucho esfuerzo que te cueste hasta llegar a tu objetivo. Es entonces cuando entras en un estado de paz semejante a la felicidad, eso es vivir.